La mixología es un arte que se nutre de la diversidad de bebidas alcohólicas y sus matices de sabor. En este artículo, nos adentraremos en el apasionante mundo de dos destilados mexicanos que han ganado fama mundial: el mezcal y el tequila. Aunque ambos se originen en México y provengan del agave, existen diferencias cruciales que los distinguen, desde la planta misma hasta el proceso de destilación y el sabor final.
Comencemos con la base: el agave. Tanto el mezcal como el tequila se elaboran a partir de esta planta suculenta, pero aquí reside la primera distinción importante:
Mezcal: Esta bebida puede producirse a partir de una amplia variedad de agaves, conocidos localmente como «magueyes». Esto significa que los productores de mezcal tienen la libertad de utilizar diferentes tipos de agave, como el Espadín, Tobalá, Arroqueño, entre otros. Cada variedad de agave aporta sabores y aromas únicos al mezcal, lo que resulta en una amplia gama de perfiles de sabor.
Tequila: En contraste, el tequila se elabora exclusivamente a partir de una variedad específica de agave: el Agave tequilana Weber, también conocido como agave azul. Esta limitación varietal impone un conjunto de sabores más estandarizado en el tequila, lo que permite a los conocedores identificar características distintivas como el agave fresco y las notas cítricas en la bebida.
Otro aspecto que marca la diferencia entre el mezcal y el tequila es su lugar de origen y la tradición que lo rodea:
Mezcal: El mezcal se produce en varias regiones de México, con Oaxaca como el epicentro de su producción. Sin embargo, otras zonas, como Durango, Guerrero, y Michoacán, también son conocidas por producir mezcales excepcionales. Cada región aporta su influencia única al sabor del mezcal, y esta diversidad geográfica es lo que hace que sea un licor tan diverso. Además, el proceso de producción del mezcal tradicionalmente incluye la cocción del agave en hornos subterráneos, lo que le confiere su característico sabor ahumado.
Tequila: El tequila tiene una denominación de origen específica y se produce principalmente en el estado de Jalisco, así como en partes limitadas de Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Tamaulipas. Esta restricción geográfica garantiza la autenticidad de la bebida. Además, el agave azul utilizado en la producción de tequila suele hornearse en autoclaves o en hornos industriales, lo que resulta en un sabor más limpio y menos ahumado en comparación con el mezcal.
La destilación es otro aspecto en el que el mezcal y el tequila se separan:
Mezcal: Tradicionalmente, el mezcal se destila en alambiques de cobre o, en algunas regiones, en alambiques de arcilla. Este proceso de destilación puede ser sencillo (una destilación) o doble (dos destilaciones), lo que afecta la graduación alcohólica y la complejidad del sabor. La destilación en alambiques de arcilla a menudo contribuye a un carácter más terroso y artesanal en el mezcal.
Tequila: El tequila, por otro lado, generalmente se somete a una doble destilación en alambiques de cobre. Esta doble destilación se lleva a cabo para lograr un licor más suave y refinado. Los alambiques de cobre se eligen por su capacidad para eliminar impurezas y crear un tequila limpio y puro. Esta es una de las razones por las que el tequila blanco o plata es conocido por su frescura y notas herbáceas.
El sabor es, por supuesto, el aspecto más intrigante y subjetivo de la diferencia entre el mezcal y el tequila:
Mezcal: El mezcal, con su diversidad de agaves y procesos de destilación, tiende a ofrecer sabores más complejos y robustos. Los matices pueden variar desde el ahumado y terroso hasta el frutal y floral, dependiendo del tipo de agave y la región de producción. El mezcal es apreciado por su profundidad y complejidad, y es una elección popular para quienes buscan aventurarse en un mundo de sabores.
Tequila: El tequila, debido a su proceso de doble destilación y la exclusividad del agave azul, tiende a tener un perfil de sabor más suave y consistente. Los sabores más comunes incluyen notas de agave, cítricos, vainilla y especias suaves. Esta suavidad lo convierte en una opción versátil para cócteles y un punto de partida ideal para los recién llegados al mundo de los destilados mexicanos.
En resumen, tanto el mezcal como el tequila son tesoros auténticos de México, cada uno con su personalidad y carácter únicos. La elección entre ellos dependerá de tus preferencias personales y de la experiencia que desees crear en tus cócteles. El mezcal, con su diversidad y complejidad, es una invitación a explorar un espectro de sabores únicos, mientras que el tequila, con su frescura y suavidad, es un pilar en la mixología mundial.
La próxima vez que disfrutes de una copa de mezcal o tequila, tómate un momento para apreciar la pasión y la artesanía que se encuentran detrás de cada botella. ¡Salud y que viva México!
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